Ahir varem tornar de la capital del “reino” i hem de reconèixer que hem tornar enamorats de Madrid!.
Varem aprofitar el partit del Liverpol amb el Madrid per anar al “teiatru”.
Dèiem... ja que Els Joglars no venen a Catalunya, doncs... si anem a Madrid, els anirem a veure.
L'obra es diu “La cena”, i ens ha costat trobar una crítica que signaríem nosaltres mateixos. Us en passem només un tastet, eh!
Per què si mirem la resta de crítiques... OJO, QUE ÉSTE ES DE LOS NUESTROS!. NI TOCAR-LO!.
Està vist que per les Espanyes, en Boadella d'ençà que s'ha convertit en un “españolista de pro”, es intocable tant per les dretes, com per les esquerres espanyoles!
Apa, a llegir...que son quatre ratlles.
Es muy difícil escribir una crítica desde la indignación más absoluta. Me gustaría ser capaz de dar a Boadella la oportunidad que nunca da a sus victimas: la de defenderse. Este dramaturgo,-que lo fue, que ya no lo es, que deseamos que vuelva serlo-, arrasa con todo, con la fría y distante mirada de un dios soberbio que juzga a las criaturas del mundo desde ese prisma deformante de su (gigantesco) ego.
Realmente, ¿Qué espectáculo he contemplado? ¿Es una sátira a los defensores snob del medio ambiente?, ¿es una crítica mordaz a la cocina de diseño? o ¿una defensa del la antropofagia como instrumento de reestructuración social? ¿De qué narices esta hablando Albert Boadella en este espectáculo? No lo sé. Y, a la postre, ni me interesa, en realidad.
Hay que reconocer la habilidad para hacer reír del director del Joglars… tan cierto como que, en cada espectáculo que presenta, se abre camino un humor más burdo y chabacano en contraposición al humor inteligente y mordaz que se presupone marca de la casa. El manido recurso a los acentos regionales -recurso que repite en sus últimos espectáculos- , ciertos gags que rozan lo escatológico o los chistes que parecen sacados de un disco de Ska-P o La Polla, hacen un flaco favor a una de las cualidades más reconocidas de la compañía catalana. (...)
Francisco Manuel Sánchez (Chico)
